SETIECHINOPSIS

Setiechinopsis mirabilis, fue observado en las zonas de barriales perisalinos, bajo las ramas de plantas achaparradas típicas de zonas salobres. Es difícil de encontrar, aunque es relativamente abundante, en algunas isletas. Se lo conoce vulgarmente con el nombre de "Flor de la oración". 
Se han encontrado poblaciones en las zonas áridas del Chaco, dpto. La Paz. Se adapta muy bien a la vida en vivero, produce flores y semillas viables, por lo que podría deducirse que son auto fértiles.
La flor nocturna es muy atractiva por su largo receptáculo, la forma alargada de los tépalos petaloides y el perfume de las flores nocturnas.

Cuenta la leyenda...

En un humilde ranchito de Santiago del Estero, límite con Córdoba, zona de salinas y pobreza, miserias y dignidad, orgullo y desnutrición, se hallaba una familia típica de esas desgarradas tierras, casi olvidada por el paso del tiempo.

El padre y hermanos mayores estaban tratando de cazar una vizcacha para festejar la Navidad. La madre, moliendo granos o preparando una mazamorra con maíz y leche de cabra. Los mas niños ya habían regresado de varios kilómetros desde la ruta, tratando de vender a los viajeros unas pequeñas tortuguitas. En la inhóspita caminata bajo sol, sólo pensaban en tener un árbol de navidad. Aquel era su pequeño sueño...

Caía la tarde y el rancho estaba triste. Y en la tierra yerma y calcinada, resquebrajada como las curtidas manos de sus habitantes, solo crecía un pequeño cactus. Castigado por el sol impiadoso, oscuro y flaco por la abundancia de miseria, se resistía a ni siquiera ser tenido en cuenta. Los niños, con sus sueños de navidades postergadas, ya ni lo miraban.

En el atardecer del 24 de Diciembre, María, desde lo alto, se apiadó de esos niños, y con su inefable poder, tomo en su mano el Lucero, y lo colocó, rutilante, en la punta del pequeño cactus. Y fue durante la oración que los niños apreciaron el milagro.... Tenían, aunque pequeñito, su soñado árbol navideño.

Pero estas cosas no son tan fáciles. San Pedro advirtió la falta del lucero, y él, poseedor de las llaves, sabía que alguien de mucho poder lo había quitado de su cielo. María, advertida del enojo de Pedro, tomó una estrella de su manto, y la puso en el lugar del lucero.

La leyenda no cuenta cómo se las arreglaron en el cielo, pero los niños tuvieron el árbol de navidad más bello que hayan soñado: el cactus de la oración, el "lucerito", el Setiechinopsis mirabilis, cuya efímera belleza se apaga cuando se oculta el lucero.

Cuando este pequeño nos de una flor, miren al cielo... Verán que el lucero ha perdido su brillo.

Setiechinopsis mirabilis


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